2ª Crónicas 36 (Reina-Valera 1995)
19 Quemaron la casa de Dios y derribaron el muro de Jerusalén, prendieron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos de valor.
20 A los que escaparon de la espada los llevó cautivos a Babilonia, donde fueron siervos de él y de sus hijos hasta que vino el reino de los persas;
21 para que se cumpliera la palabra de Jehová, dada por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos.
22 En el primer año de Ciro, rey de los persas, para que se cumpliera la palabra de Jehová, dada por boca de Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro, rey de los persas, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito, por todo su reino, este decreto:
23 «Así dice Ciro, rey de los persas: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique Casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, que sea Jehová, su Dios, con él, y suba allá».
Una lectura superficial del versículo 21 podría dar la impresión de que el “cronista” declara que la tierra había disfrutado un sábado de descanso de setenta años, y que esto se había predicho por Jeremías.
Pero Jeremías no habla de los setenta años en términos de permitirle a la tierra pagar los años de los sábados. De hecho, en su libro no hay ninguna referencia en lo absoluto al sábado de descanso para la tierra.
Por consiguiente las palabras del cronista.
“Hasta que la tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos.”, no podría ser el cumplimiento de “la palabra de Jehová por la boca de Jeremías”.
Las dos cláusulas sobre el sábado de descanso, son una referencia a otra predicción, que se encuentra en Levítico, capítulo 26.
Las dos cláusulas sobre el sábado de descanso, son una referencia a otra predicción, que se encuentra en Levítico, capítulo 26.
Entre otras cosas, este capítulo advierte que, si las personas no obedecen la ley del año sabático (como indica el capítulo precedente, Levítico 25) ellos serían esparcidos entre las naciones y su tierra tendría que quedar hecha una desolación. De esta manera la tierra se le permitiría “pagar sus sábados”:
Levítico 26:34-35 TNM.
En aquel tiempo la tierra pagará sus sábados durante todos los días que yazca desolada, mientras estén USTEDES en la tierra de SUS enemigos. En aquel tiempo la tierra guardará el sábado, puesto que tiene que pagar sus sábados. Todos los días que yazca desolada guardará el sábado, por motivo de que no guardó el sábado durante los sábados de USTEDES cuando USTEDES estaban morando en ella.
Al igual que Daniel, el escritor de Crónicas entendió que la desolación de Judá era el cumplimiento de la maldición predicha en la Ley de Moisés. Él por consiguiente insertó esta predicción de Levítico 26 para mostrar que se cumplió después de la última deportación a Babilonia, exactamente como se había predicho a través de Moisés: “mientras estén ustedes en la tierra de sus enemigos”.
Por razón de insertar las dos cláusulas de Levítico 26, el cronista no quiso decir que la tierra disfrutó un sábado de descanso de setenta años, esto nunca fue predicho, ni por Moisés o por Jeremías. Él nunca dice explícitamente cuánto tiempo reposó sólo que, “Todos los días de yacer desolada guardó sábado”.
2ª Crónicas 36:21 TNM.
Al igual que con Daniel, el interés principal del cronista era el retorno de los desterrados, y por consiguiente él señala que ellos tenían que permanecer en Babilonia hasta que se hubieran cumplido dos profecías:
Al igual que con Daniel, el interés principal del cronista era el retorno de los desterrados, y por consiguiente él señala que ellos tenían que permanecer en Babilonia hasta que se hubieran cumplido dos profecías:
1º la de Jeremías sobre los setenta años de supremacía “para Babilonia”,
2º la de Levítico sobre la desolación y el sábado de descanso para la tierra de Judá.
Éstas no deben ser mezcladas ni tampoco confundidas, como se hace frecuentemente. No sólo ellos se refieren a períodos de diferentes caracteres sino que además son de diferentes longitudes; ellos también se refieren a diferentes naciones. Pero como los dos períodos se conectaron estrechamente al final de ese período estaba eventualmente dependiendo uno del final del otro, el cronista, como Daniel, los relacionó.
Si la palabra de Jehová “por boca de Jeremías” se toma aquí para ser otra referencia a los setenta años, se podría demostrar que Esdras finalizó ese período en el 538 a. E.C.
Pero en vista del hecho que estos versos realmente tratan del decreto de Ciro permitiéndoles a los judíos retornar a su patria, es más natural entender su referencia a la profecía de Jeremías como una referencia a lo que el profeta dijo inmediatamente después de su predicción de los setenta años “para Babilonia” en
Jeremías 29:10(Reina Valera Actualizada de 1989.)
“Porque así ha dicho Jehovah: “Cuando según mi dicho se cumplan setenta años para Babilonia, os visitaré con mi favor y os cumpliré mi buena promesa de haceros regresar a este lugar”.
Noten que el profeta no dijo que Jehová visitaría los desterrados primero, causándoles que regresaran a Jerusalén, y que como resultado de eso los setenta años entonces se cumplirían.
“Porque así ha dicho Jehovah: “Cuando según mi dicho se cumplan setenta años para Babilonia, os visitaré con mi favor y os cumpliré mi buena promesa de haceros regresar a este lugar”.
Noten que el profeta no dijo que Jehová visitaría los desterrados primero, causándoles que regresaran a Jerusalén, y que como resultado de eso los setenta años entonces se cumplirían.
Así es cómo la Sociedad Watch Tower aplica esta profecía. Al contrario, el profeta claramente declara que los setenta años se cumplirían primero, y después de su cumplimiento Jehová visitaría los desterrados y causaría su regreso a Jerusalén.
Los setenta años, entonces se cumplirían primero mientras los judíos cautivos estaban aún en Babilonia.
Los setenta años, entonces se cumplirían primero mientras los judíos cautivos estaban aún en Babilonia.
Y así mismo sucedió:
Babilonia cayó ante Ciro, el rey de Persia, en octubre del 539 a. E.C., cumpliéndose así la profecía de los setenta años “para Babilonia”.
El próximo año (538 aEC) Ciro emitió su decreto, permitiéndoles a los judíos desterrados retornar a Jerusalén.
El fin de los setenta años debido a la caída de Babilonia, y el retorno de los judíos un año después son dos eventos separados, y es el último de estos al que el cronista está hablando en 2ª Crónicas 36: 22-23.
Su referencia a las palabras “por boca de Jeremías” en este verso, entonces, debe ser una referencia a la segunda mitad del verso 10 en el capítulo 29 del libro de Jeremías.
Así nosotros encontramos que 2ª Crónica 36: 20 – 23, al igual que Daniel 9:2, pueden traerse en armonía con la profecía de Jeremías sobre los setenta años.
La Crónica concluye el período mientras los cautivos judíos todavía estaban viviendo en Babilonia, cuando “la realeza de Persia empezó a reinar” en el 539 a. E.C.
Él pone su énfasis en el hecho que los judíos cautivos no podrían regresar a Jerusalén hasta que los setenta años de Babilonia se hubiesen cumplidos y la tierra habría pagado sus sábados.
Después de esto Jehová causó que ellos pudieran retornar a su patria, en cumplimiento de Jeremías 29:10, en el primer año de Ciro.
Las palabras del cronista, correctamente entendidas, no pueden tomarse para que signifiquen que la desolación de Judá después de la destrucción de Jerusalén y su templo duró setenta años.
Los últimos dos textos a ser discutidos se encuentran en Zacarías 1:7 y 7:1, a veces se piensa que son dos referencias adicionales acerca de la profecía de Jeremías sobre los setenta años, y la Sociedad Watch Tower sostiene que es así. Pero la evidencia para ésta conclusión es totalmente inexistente.
Ninguno de los textos contienen referencia alguna a Jeremías (como en el caso de Daniel 9:1 y Crónicas 36: 20 – 23), y el contexto de estos textos indica fuertemente que los setenta años mencionados allí debe dárseles una aplicación diferente.
ZACARÍAS 1: 7-12
La primera declaración sobre un período de setenta años en el libro de Zacarías aparece en una visión dada a Zacarías: “en el día veinticuatro del undécimo mes, es decir el mes de Sebat, en el segundo año de Darío” Zacarías 1:7. TNM.
El segundo año del reinado de Darío corresponde al 520/19 a. E.C., y el día veinticuatro del undécimo mes puede traducirse al 15 de febrero de 519 a. E.C., en el calendario Juliano.
Aunque los judíos habían reanudado el trabajo en el templo en Jerusalén cinco meses más temprano (Hageo 1: 1,14-15), Jerusalén y las ciudades de Judá todavía estaban en una condición de aflicción. Por eso el ángel en la visión de Zacarías plantea la pregunta que indudablemente preocupó a muchos de los judíos repatriados:
Zacarías 1:12
De modo que el ángel de Jehová respondió y dijo: “Oh Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no mostrarás tú mismo misericordia a Jerusalén y a las ciudades de Judá, a las cuales has denunciado estos setenta años?”. (TNM)
Conforme al ángel, Jehová había denunciado a Jerusalén y las ciudades de Judá por setenta años. La Sociedad Watch Tower aplica estos setenta años de denuncia (“airado” según Biblia Reina Valera) al período desde el 607 hasta el 537 a. E.C., igualándolos así con los setenta años de Jeremías 25:10-12 y 29:10.
Sin embargo, parece evidente, que la razón por qué el ángel hace esta pregunta sobre la denunciación era porque todavía Jehová, en el segundo año de Darío (519 a. E.C.), no le había mostrado misericordia a las ciudades de Judá.
¿O fue que el ángel quiso decir que Jehová había denunciado a Jerusalén y las ciudades de Judá durante setenta años hasta el 537 a. E. C., y entonces continuó sometiendo hostilidad contra ellas durante aproximadamente dieciocho años más hasta el 519?
Esto entonces haría el período de hostilidad fuera de casi noventa años, y no de setenta .
Pero el “castigo” o “ira” se refieren claramente a la fase del estado en devastación de las ciudades de Judá incluyendo a Jerusalén y su templo, que empezaron después de la destrucción de Jerusalén en el 587 a. E.C. Esta condición todavía estaba prevaleciente, como puede verse por la respuesta de Jehová a la pregunta del ángel:
“Por lo tanto, esto es lo que ha dicho Jehová: ‘ “Ciertamente volveré a Jerusalén con misericordias. Mi propia casa será construida en ella —es la expresión de Jehová de los ejércitos— y un cordel de medir mismo será extendido sobre Jerusalén” ’.
“Clama más, y di: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: “Mis ciudades todavía rebosarán de lo bueno; y Jehová ciertamente todavía sentirá pesar en cuanto a Sión y todavía realmente escogerá a Jerusalén” ’”.—Zacarías 1:16-17, TNM
Contando desde el 587 a. E.C., el castigo ahora, en el 519, tendría una duración de casi setenta años, o sesenta y ocho años para ser bien exactos.
Esto entonces haría el período de hostilidad fuera de casi noventa años, y no de setenta .
Pero el “castigo” o “ira” se refieren claramente a la fase del estado en devastación de las ciudades de Judá incluyendo a Jerusalén y su templo, que empezaron después de la destrucción de Jerusalén en el 587 a. E.C. Esta condición todavía estaba prevaleciente, como puede verse por la respuesta de Jehová a la pregunta del ángel:
“Por lo tanto, esto es lo que ha dicho Jehová: ‘ “Ciertamente volveré a Jerusalén con misericordias. Mi propia casa será construida en ella —es la expresión de Jehová de los ejércitos— y un cordel de medir mismo será extendido sobre Jerusalén” ’.
“Clama más, y di: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos: “Mis ciudades todavía rebosarán de lo bueno; y Jehová ciertamente todavía sentirá pesar en cuanto a Sión y todavía realmente escogerá a Jerusalén” ’”.—Zacarías 1:16-17, TNM
Contando desde el 587 a. E.C., el castigo ahora, en el 519, tendría una duración de casi setenta años, o sesenta y ocho años para ser bien exactos.
Y si se cuenta desde el principio del asedio en el 27 de enero del 589 a. E.C., (2ª Reyes 25:1; Ezequiel 24:1– 2; Jeremías 52:4), el castigo habría durado exactamente por casi setenta años al 15 de febrero del 519. Pero dos meses antes el trabajo de la colocación del fundamento del templo se había finalizado (Hageo 2:18, o Ageo según TNM) Desde ese tiempo en adelante Jehová había comenzado a quitar su castigo: “Desde este día otorgaré bendición”.—Ageo 2:19, TNM.
Por consiguiente, es muy claro que los setenta años mencionados en éste texto no se refiere a la profecía de Jeremías, sino más bien, al tiempo que había transcurrido para el 519 a. E.C., desde el cerco y la destrucción de Jerusalén y su templo en el 589-587 a. E.C.
Este lapso de setenta años desde la destrucción del templo en el 587 a. E.C., hasta su reconstrucción en los años 520 al 515 también son confirmados por los próximos textos en Zacarías a ser considerado.
ZACARÍAS 7: 1-5
De nuevo, los eventos inscritos en este pasaje se fechan exactamente a:
“el cuarto esta fecha corresponde al 7 de diciembre del 518 a. E.C.
Por consiguiente, es muy claro que los setenta años mencionados en éste texto no se refiere a la profecía de Jeremías, sino más bien, al tiempo que había transcurrido para el 519 a. E.C., desde el cerco y la destrucción de Jerusalén y su templo en el 589-587 a. E.C.
Este lapso de setenta años desde la destrucción del templo en el 587 a. E.C., hasta su reconstrucción en los años 520 al 515 también son confirmados por los próximos textos en Zacarías a ser considerado.
ZACARÍAS 7: 1-5
De nuevo, los eventos inscritos en este pasaje se fechan exactamente a:
“el cuarto esta fecha corresponde al 7 de diciembre del 518 a. E.C.
(En el calendario Juliano)
Zacarías 7:1-5
Además, aconteció que en el cuarto año de Darío el rey la palabra de Jehová le ocurrió a Zacarías, en el [día] cuatro del mes noveno, [es decir,] en Kislev. Y Betel procedió a enviar a Sarézer y Réguem-mélec y sus hombres a ablandar el rostro de Jehová, y a decir a los sacerdotes que pertenecían a la casa de Jehová de los ejércitos, y a los profetas, sí, a decir: “¿Lloraré en el quinto mes, practicando una abstinencia, como lo he hecho estos, oh, cuántos años?”.
Y la palabra de Jehová de los ejércitos continuó ocurriéndome, y dijo: “Di a toda la gente de la tierra y a los sacerdotes: ‘Cuando USTEDES ayunaron y hubo plañido en el quinto [mes] y en el séptimo [mes], y esto por setenta años [Literalmente ‘estos setenta años’, como en el 1:12],¿ayunaron realmente para mí, hasta para mí? (TNM)
¿Por qué hizo “a toda la gente de la tierra” que ayunaran y plañeran en el quinto mes y en el séptimo mes? Hablando del ayuno en el quinto mes la Sociedad Watch Tower admite:
Evidentemente se observaba en el día diez de aquel mes (Ab), para conmemorar el hecho de que en aquel día Nabuzaradán, el jefe de la guardia personal de Nabucodonosor, después de dos días de inspección, había quemado la ciudad de Jerusalén y su templo. (Jeremías 52:12, 13; 2 Reyes 25:8, 9) 45
Además, el ayuno en el séptimo mes era para conmemorar el asesinato del Gobernador Guedalías quien era de la casa real del Rey David y a quien Nabucodonosor había hecho gobernador de la tierra para que los judíos pobres se les permitieran permanecer después de la destrucción de Jerusalén. (2ª Reyes 24: 2; Jer. 40:13 hasta el 41:10)”
Además, aconteció que en el cuarto año de Darío el rey la palabra de Jehová le ocurrió a Zacarías, en el [día] cuatro del mes noveno, [es decir,] en Kislev. Y Betel procedió a enviar a Sarézer y Réguem-mélec y sus hombres a ablandar el rostro de Jehová, y a decir a los sacerdotes que pertenecían a la casa de Jehová de los ejércitos, y a los profetas, sí, a decir: “¿Lloraré en el quinto mes, practicando una abstinencia, como lo he hecho estos, oh, cuántos años?”.
Y la palabra de Jehová de los ejércitos continuó ocurriéndome, y dijo: “Di a toda la gente de la tierra y a los sacerdotes: ‘Cuando USTEDES ayunaron y hubo plañido en el quinto [mes] y en el séptimo [mes], y esto por setenta años [Literalmente ‘estos setenta años’, como en el 1:12],¿ayunaron realmente para mí, hasta para mí? (TNM)
¿Por qué hizo “a toda la gente de la tierra” que ayunaran y plañeran en el quinto mes y en el séptimo mes? Hablando del ayuno en el quinto mes la Sociedad Watch Tower admite:
Evidentemente se observaba en el día diez de aquel mes (Ab), para conmemorar el hecho de que en aquel día Nabuzaradán, el jefe de la guardia personal de Nabucodonosor, después de dos días de inspección, había quemado la ciudad de Jerusalén y su templo. (Jeremías 52:12, 13; 2 Reyes 25:8, 9) 45
Además, el ayuno en el séptimo mes era para conmemorar el asesinato del Gobernador Guedalías quien era de la casa real del Rey David y a quien Nabucodonosor había hecho gobernador de la tierra para que los judíos pobres se les permitieran permanecer después de la destrucción de Jerusalén. (2ª Reyes 24: 2; Jer. 40:13 hasta el 41:10)”
¿Por cuánto tiempo los judíos habían estado ayunando en estos meses en memoria de la destrucción de Jerusalén y su templo y el asesinato de Guedalías? Durante “setenta años”, según Zacarías 7:5. ¡El año 518/17 fue el septuagésimo año desde el 587 a. E.C.!
Que los judíos aún continuaban, en el 518 a. E.C., sosteniendo éstos ayunos en los meses quinto y séptimo está claro por el hecho de que los hombres de Betel habían venido a preguntar:
“Pero ahora que el fiel resto de los judíos estaba reedificando el templo de Jehová en Jerusalén y casi había terminado la mitad, ¿deberían continuar celebrando aquel ayuno los betelitas?”
Si ahora la destrucción de Jerusalén y su templo se fechan al 607 a. E.C., en lugar del 587 una vez más esto haría que el tiempo cuando estos ayunos se observaron fueran de noventa años en lugar de setenta.
De hecho esto es lo que se ha aceptado por la Sociedad Watch Tower en este libro anteriormente citado, pero ninguna explicación satisfactoria se da sobre ésta discrepancia.
De esta manera Zacarías 1: 7-12 y 7: 1-5 ambos dan un apoyo muy sólido para el año 587 a. E.C., como la fecha correcta para la destrucción de Jerusalén. Al igual que en el caso de Jeremías 25:10 –12; 29:10; Daniel 1:1– 2 y 2:1, la lectura más sencilla y directa de Zacarías 1:7–12 y 7: 1 – 7, por igual, se ven que están en conflicto abierto con la interpretación que da la Sociedad Watch Tower a los setenta años.
De esta manera Zacarías 1: 7-12 y 7: 1-5 ambos dan un apoyo muy sólido para el año 587 a. E.C., como la fecha correcta para la destrucción de Jerusalén. Al igual que en el caso de Jeremías 25:10 –12; 29:10; Daniel 1:1– 2 y 2:1, la lectura más sencilla y directa de Zacarías 1:7–12 y 7: 1 – 7, por igual, se ven que están en conflicto abierto con la interpretación que da la Sociedad Watch Tower a los setenta años.
Daniel
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